En la segunda casa de los naranjos
hay ruidos inoportunos, de esos que no
te venden los chinos,
murmullos que vienen de otros tiempos,
pasiones perdidas entre canelas y panes vencidos
Ella y él buscan tormentas desencontradas
Cuando toman distancia
Nadie los ve pasar
ya no habrá portazos
ni días por contar
Él y ella
dicen sus vecinos,
andan
distraídos
Apuestan
números y letras
Y aciertan
un empate
y entre tanta guerra declarada
el partido termina uno a uno,
dos a dos,
beso a beso,
palma a palma.
Hay llantos en floreros de flores violetas
y libros de hojas de lata
Si alguien se descuida, entre tanto polvillo,
También habrá
risas
que se oyen como escarmientos,
un vino
para llenar copas rotas
y que no suene el teléfono
En la segunda casa de los naranjos
La luna se mete entre sábanas lluviosas
fluidos, sudores, gritos, gemidos,
Un cóctel de emociones copiosas
Ella
llora sin motivos
mariposas marchitas de sed
quiere olvidar
Su equipaje
y
Sin querer, porta
Pasados sin primaveras
ecos guardados en carteras
crucifijos con Cristos fugados y
vírgenes que se desvirgan
Pero además
hay un redoblante cada vez que el hombre
aquel
que sorteó su destino
Baja al sol con un talismán entre sus dedos
Y después
En la segunda casa de los naranjos
habrá
signos repetidos
son de
la mujer
que sólo viste piel
Y su vientre como melón maduro
está a punto de desenvolver vida
jueves, 4 de marzo de 2010
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