Esa dama tanguera
Por esas cosas del destino o por pura casualidad, su apellido coincide con el nombre de la máxima expresión del feminismo: Simone. Y aunque no profesó la defensa del género de manera explícita, fue una figura emblemática que hizo ganar un espacio a las mujeres que hasta el momento no ocupaban.
Apodada “la dama del tango”, Mercedes Simone perteneció a la generación de cancionistas surgidas a mediados de los años 20 en el país, un grupo que marcó el ingreso de las mujeres al tango, un género musical que hasta el momento, era exclusivo para varones. Azucena Maizani, Rosita Quiroga, Libertad Lamarque (la más reconocida) y Ada Falcón fueron otras referentes de la década y según lo señalado por diferentes críticos, Simone se destacó entre ellas por su “perfecta dicción”, “su temperamento casi melancólico”- encajando con el perfume triste del tango-, “su perfeccionismo a la hora de estudiar música”. Su intervención en el tango, generó que los aires machistas del tango se esparcieran un poco: ya no quedaban dudas de que las mujeres podían ser parte.Dicen que sus principales oyentes eran de la clase media urbana y que no se acercó al lunfando tanguero.
Los biógrafos de Mercedes Simone aseguran que su vida privada no tiene muchos vaivenes ni conflictos que inciten a escribir páginas de novelas o a hundirse en ella sin querer salir. Nació en 1904 en Villa Elisa, un pueblo cercano a La Plata, la capital bonaerense, donde se mudó junto a su familia desde niña. Allí fue al colegio Sagrada Familia donde integró un coro de niñas, lo que resultó su primera experiencia con la música. De adolescente trabajó en una tienda y luego en una imprenta, donde conoció a su marido, el guitarrista Pablo Rodríguez. Cuando los colegas del músico escucharon a Mercedes, recomendaron que la incluyera en su repertorio. Así lo hizo y ese fue el inicio de historia como tanguera. En ese entonces, su marido tenía una peluquería que dejó años más tarde para convertirse en su representante.
Con su prodigiosa voz, la mujer comenzó a acaparar la atención de clientes de bares y cafés donde cantaba junto a Rodriguez. Tanto fue así que en 1926 debutó profesionalmente en la famosa confitería Los dos Chinos de Bahía Blanca y el teatro Odeón de la misma ciudad. En ese lugar la escuchó Rosita Quiroga, conocida por ser la primera cantante “arrabalera” del tango, y le brindó su respaldo y la recomendó en el ambiente.
Desde ese momento, la carrera profesional de Simone supo sólo de logros y admiraciones. En 1928 debutó en radio, el sueño de muchos cantantes de su época. Lo hizo en las radios Splendid y Belgrano primero y luego en radio El Mundo y LOR Argentina. En las emisoras, grabó más de 240 temas, y, el que más se destacó fue Cantando, que fue su marca registrada. Otros temas conocidos (de los que hay pocos registros) fueron Muchacho, Dandy, La última cita, Negra Maria y como si fuera poco, todas las milongas del grandísimo Homero Manzi y Sebastián Piana, este último su acompañante en el escenario durante algún tiempo. También grabó con las orquestas de Francisco Lomuto y Adolfo Carabelli.
Se animó también a dar otros saltos. Cantó canciones que no eran tangos, como India, Noche de Ronda y Domingo Sombrío, un vals húngaro prohibido por incitar al suicidio. Esa incursión la hizo atravesar fronteras y llegar a países como Cuba o Brasil, donde la admiraban. Montevideo era una ciudad que frecuentaba.
Volviendo al tango, hizo cine. ¡Tango!, el primer largometraje de cine sonoro argentino (1933) contó con su participación y como no podía ser de otra manera, lo hizo interpretando Cantando, su canción más admirada. Esa película tuvo como protagonistas a actores de la talla de Tita Merello, Libertad Lamarque o Luis Sandrini y el guión del prestigioso Carlos de la Púa.
Entusiasmada por haber participado de esa aventura cinematográfica, Simone actuó en otras películas como La otra y yo, Ambición, La vuelta de Rocha y Sombras Porteñas. Ninguna perduró ni alcanzó el éxito de su primer film.
A los 90 años, murió. Se transformó en un ícono de La Plata; no así del resto del país donde su nombre cuesta que resuene sino se escarba entre los recuerdos. En la capital de Buenos Aires, inauguraron un busto con su nombre, le pusieron su nombre a una calle, a la casa de la cultura de Villa Elisa, entre otros símbolos culturales.
No es fácil acceder a sus discos y mucho menos a sus películas, quedaron pocas huellas.
Fuentes: diario La Nación; Todotango.com,Investigaciontango.com
sábado, 6 de septiembre de 2014
Carta Breve de amor para Julio Cortázar
Daremos vuelta al día en 80 mundos, tus mundos, para decirte Feliz cumpleaños. ¿Hay, acaso, algún homenaje que alcance para decirte gracias, muchas gracias, mientras el cronopio- reloj, el reloj- alcaucil, marca la hora presente, mientras – según las instrucciones-, con atrevimiento, le sacamos una hoja? Y es entonces, cuando me permito agradecerte jugando curiosa y sin tibieza a esa Rayuela mágica, y tomo un té con La Maga y Rocamadur anda suelto y huimos juntas de aquella Casa Tomada.
Julio te tuteo, en presente, en cotidiano, en sobremesa, como se interpela a los de uno, a los nuestros, sin Etiquetas y prelaciones. Y en medio de tanto pensamiento, vienen aquellos Viajes que pasamos juntos, de La noche boca arriba hasta esperar el Final de Juego, entremezclado entre algún Almuerzo mientras devoraba aquella Carta de Mamá.
Este es un Cuento sin moraleja como los que nos dejaste, no importa si Tía está en dificultades, te hablo con la Alegría del cronopio, te regalo Una flor amarilla, me voy con vos hasta el Fin del mundo del Fin. Lo grito en la cara de un jefe de oficina, esto es Una Carta de Amor. Breve como el Breve Amor
Julio te tuteo, en presente, en cotidiano, en sobremesa, como se interpela a los de uno, a los nuestros, sin Etiquetas y prelaciones. Y en medio de tanto pensamiento, vienen aquellos Viajes que pasamos juntos, de La noche boca arriba hasta esperar el Final de Juego, entremezclado entre algún Almuerzo mientras devoraba aquella Carta de Mamá.
Este es un Cuento sin moraleja como los que nos dejaste, no importa si Tía está en dificultades, te hablo con la Alegría del cronopio, te regalo Una flor amarilla, me voy con vos hasta el Fin del mundo del Fin. Lo grito en la cara de un jefe de oficina, esto es Una Carta de Amor. Breve como el Breve Amor
Tacto
Podríamos discutir sobre el reloj que siempre está apresurado o que tantas otras veces se detiene sin permiso, en la memoria, al ritmo de palmas que resuenan como aquellas que oimos, sin querer, entre la noche alunada y tímida. Cuando éramos noche o día o algunos atardeceres. Podrías contarme que te gusta el café con leche tibio - y que es lo único que te gusta tibio-, que ya no vas de bares, que no perdiste el miedo a los aviones y que detestás la gente que no se pone colorada cuando grita o cuando va a votar. Es que también debatiríamos sobre política, a los gritos y sin remordimientos, nuestros dedos, como exploradores, quedarían grises de tanto dar vuelta de página a los diarios que ya nadie lee, porque la virtualidad desplazó al tacto. Podríamos tocarnos, a veces, de vez en cuando, cuando ya no haya nada que decir ni qué escucha
Lo que te está permitido el día de tu cumpleaños
Si chocas de casualidad un calendario de trozos azules
que en rojo anuncio te cuenta que es tu cumpleaños
sal, agua, vinagre y azúcar
derrocha por pisos enérgicos, por dolores escondidos,
por tristezas ahogadas,
por risas fugaces
el tiempo corre y no sólo te permite pieles dobladas
sueños que terminan en calles solitarias
de despedidas desconcertadas
de caprichosos besos;
celebra:
habrá siempre
tanto hilos desatados
como ventanas que miran al sol
Si chocas de casualidad un calendario de trozos azules
que en rojo anuncio te cuenta que es tu cumpleaños
sal, agua, vinagre y azúcar
derrocha por pisos enérgicos, por dolores escondidos,
por tristezas ahogadas,
por risas fugaces
el tiempo corre y no sólo te permite pieles dobladas
sueños que terminan en calles solitarias
de despedidas desconcertadas
de caprichosos besos;
celebra:
habrá siempre
tanto hilos desatados
como ventanas que miran al sol
lunes, 22 de octubre de 2012
Inconscientes
La poesía aparenta normas
como música de añejo conservatorio
pero no, confiesa Alejandra,
la poesía surge de un no se dónde
la poesía es magia
fluye como vómito de gaviota
como río apresurado hacia una cima lejana
como la lluvia constante que sorprende a los vivos
como los colores que pintan desnudos a los muertos
La poesía no tiene apariencia ni estructura fija
la poesía inunda la mente sin permiso
y arrebata los sueños que no recuerdas.
La poesía se escapa de tu inconsciente y no encuentra dueños.
miércoles, 30 de mayo de 2012
Sin señal
Hay dudas escritas sobre el diván azul
como los ojos de aquel niño despierto remolón
mi vientre rojo sin señales de humo
crece y crece
y yo voy y vengo sin guías
ni instrumentos para mirarte de lejos
es que estoy más cerca que nunca
me aproximo reptando como lo hace aquel gusanito que pisaste
fue sin querer, dijiste sin más,
y entonces
es que
hay una vereda que estremece al mundo
pero
no la conocemos
ni reconocemos sus huellas
los demonios la ocultan de vos
y de mi
como con cerrojos
hay un sí y un no
una luz en el túnel que se enciende
será?
sábado, 19 de mayo de 2012
ODA A MIS EXCESOS
Con boca de ballena, devorarlo todo hasta estremecer los dientes
eternos y filosos
de hambre inquieto,
de sed de tiempo
de maremotos
ansiosos
que aguardan en la próxima estación
Como serpiente gatear hasta tu piel prohibida y fundirme en el horno de tus brazos
buscar consuelo y perder otra vez
la moneda en la ranura
la suerte en la ruleta
y no tener
ticket para volver a tu destino
Como mariposa alborotada abrir tus labios
hasta elevarlos por encima de la furia de los dioses
de las mentiras edulcoradas que dijimos en la infancia
Como gato escaparme sin aviso
volver lento hacia tu sombra
y saborear con la lengua todo el pasado.
Con boca de ballena, devorarlo todo hasta estremecer los dientes
eternos y filosos
de hambre inquieto,
de sed de tiempo
de maremotos
ansiosos
que aguardan en la próxima estación
Como serpiente gatear hasta tu piel prohibida y fundirme en el horno de tus brazos
buscar consuelo y perder otra vez
la moneda en la ranura
la suerte en la ruleta
y no tener
ticket para volver a tu destino
Como mariposa alborotada abrir tus labios
hasta elevarlos por encima de la furia de los dioses
de las mentiras edulcoradas que dijimos en la infancia
Como gato escaparme sin aviso
volver lento hacia tu sombra
y saborear con la lengua todo el pasado.
martes, 8 de mayo de 2012
Movimiento
Moverse
soy una sujeta que se va hacia no se dónde
o si me preguntas e insistes como con una espada contra una pared de adobe que se cae
¡ya se cae!
te contesto que yo voy hacia desiertos helados
me envuelvo en mares vaporosos que se desparraman por el mundo gris
Moverse me gusta pero te gusta más a vos,
con esa cara de gatito feliz
cada vez que hacemos un plan
que rompemos con hielos filosos
la pesadez de las horas
Moverse es un destino que no tiene precio final ni fecha de caducidad
Abortamos los mundos a los que ya no pertenecemos
las mentiras que dijimos para qué y cómo es lo que dirán ya no nos importa sólo un poco.
soy una sujeta que se va hacia no se dónde
o si me preguntas e insistes como con una espada contra una pared de adobe que se cae
¡ya se cae!
te contesto que yo voy hacia desiertos helados
me envuelvo en mares vaporosos que se desparraman por el mundo gris
Moverse me gusta pero te gusta más a vos,
con esa cara de gatito feliz
cada vez que hacemos un plan
que rompemos con hielos filosos
la pesadez de las horas
Moverse es un destino que no tiene precio final ni fecha de caducidad
Abortamos los mundos a los que ya no pertenecemos
las mentiras que dijimos para qué y cómo es lo que dirán ya no nos importa sólo un poco.
lunes, 7 de mayo de 2012
hospital
Un hospital de noche
donde curar soledades en abundancia
excesos de tristezas de gente en llanto
de despertares que no llegan
Un hospital de noche
donde no hay música que te sature
sino que te duerma como niños
y niñas
miércoles, 2 de mayo de 2012
habrá
Alguna vez desnuda intrépida
Mi cuerpo mirará tu presencia
Morirán los relojes
Y dormirán las agendas
No habrá motivo para el adiós rápido
Habrá
susurros de hoy y de mañana
brazos que se chocan
voces que enojan a los vecinos
Habrá risas
rosas rocas rimas
habrá
ausencias
Fantasmas
Hay un hola seco
Y tú impasible
Te desnudas en el escenario
Estoy muerta de ganas
Y de tibieza
El viento se llevó el afecto
Y vivo en un cuento soporífero
Abismo
De mi
Corro y la ruta está librada
Registro el polvo
Me dices sí
O que tal vez no.
Hay mujeres bailando sus tetas
Y tu hermana con una botella rajada
El líquido sugiere destino
La suerte quedó confinada
La popular
Como si la hubiera traído el viento, una voz con eco se acerca de pronto y susurra cómplice. “Te tocó la popular, perdoname”, sentencia mientras ruega absolución con tono religioso y lastimoso, de ese que tanto aborrezco. Entonces despierto de mi sueño anestésico como si esa frase poderosa me sacara la inocencia que enfrasqué hace muchos meses. Mi hija que acaba de nacer hace esfuerzos en vano para succionar mis pechos que se desparraman como los duraznos que llegaron al final de sus vidas y caen molestos en el patio. La camilla estaciona en la sala que nos corresponde.
Estamos todas, una al lado de la otra. Como autos en fila. Como un ejército formado antes de la guerra. Como los álamos que dibujan la perspectiva en la otra calle. Como un alumnado aguardando la bandera a la entrada del colegio. La misma escena se repite por diez. Como las tablas numéricas. Una mujer, un bebé o una beba en un mundo gastado y sin vanidades. Camas de hierro desvencijado. Luces con focos tenues, graficando sombras. Nadie tiene nombre ni apellido, ni currículum, ni profesión. La transpiración como río apurado pasea por cada cuerpo. Los llantos de los niños y las niñas interrumpen intrépidos cualquier siesta. La sangre se instala en el baño y en las sábanas, como un huésped preferencial. Los segundos se aproximan tímidos, como desnudos en plena plaza.
A mi lado hay una mujer gorda vestida de joggins, como si en vez de parir acabara de correr una carrera hacia no sé dónde. No duerme, dice orgullosa como levantando una insignia de honor. El niño recién sale de la incubadora, donde lo enjaularon por haberse asomado con seis meses de gestado. Tiene que engordar, que engordar, que engordar. Repite sin respiro mientras devora sin pausa y con apuro un alfajor triple de chocolate blanco. Es más liviano, avisa creer como si fuera una especialista en nutrición.
En la tercera cama hay tres mujeres. La abuela, la madre, la hija. La abuela que parece madre. La madre que parece hija. Tiene 14 años y ya es madre. Su madre tiene 35 y ahora es abuela y otra vez madre. La beba que no para de llorar y se escuchan canciones de cuna antiguas balbuceadas por la abuela, a lo lejos. Le enseñaron a “no hacer mucha bulla”, cuenta con cierto recelo. La hija-madre está en posición fetal, se retuerce.
El ruido de una cumbia participa e invade sin permiso, la sala. El niño de la mujer de en frente no despierta. Pero la mujer de enfrente, aburrida hasta las tetas, enciende su celular en tono música. Nadie se queja, nadie aprendió a hacerlo. Ya es tarde. Afuera hay aullidos como de furia. Se escucha un tiro. Nadie se espanta de lo cotidiano.
Hay una mujer sin niño ni niña. Tiene un legrado recién estrenado, pero está en la habitación de maternidad. Una película de terror, una broma, un martes 13, una burla escupida en la cara. Hay silencio.
La pieza se llena de repente de banderas de todos los colores. Parece un mundial de fútbol, avisa indiscreto el marido de una de las chicas que no entra en acción. No flamean. Pero están y todas las percibimos desde nuestros espacios que son tan comunes y tan propios. La Cordillera enorme no se lo impidió. Una mujer vino de Chile a ver nacer a su bebé y lo consiguió aunque con rodeos. Esperó en una camilla 23 horas hasta que el canal de parto se abrió como una jaula que se vuelve paloma. Aquí se nace sin necesidad de traer una cuenta bancaria en el bolso, exclama entre risas, mientras otra mujer de Bolivia, que se acercó por los mismos motivos, asiente con la cabeza y abriga para la nieve a su pequeña hija. Saquele eso, grita una enfermera que entra en escena intempestivamente y despierta sin pudor a quienes duermen. Aquí nadie es princesa, se va avisando obviedades.
La última mujer muere. No hay flores. Nadie escribe su memoria. No hay cenizas.
Link permanente: http://www.mdzol.com/mdz/nota/362032
Oda a la Berta
¡Bienvenidos y Bienvenidas! Con sigilo y aroma a pasta recién parida, Berta abre su puerta como una bailarina de cabaret francés que aflora todos los instintos reprimidos. La obra acaba de comenzar, preparen sus paladares que manjares del Olimpo los aguardan celosos hasta la madrugada, que charlas profundas sin censura previa invadirán al borde de la noche, que la música golpea al ambiente sin pedir permiso.
Es que Dijo La Berta. Parece colarse entre almanaques de otro tiempo. Parece que por las ventanas se zambullen melodías con carcajadas italianas. Parece que el susurro de una lasagna en el horno despertó a los vecinos chismosos. Parece que intrépidas, las mujeres desnudan sus secretos sin temores. Parece que un ruido a placares lejanos galopa las paredes. Parece que el teléfono naranja suena a distancia de tango.
Es que Dijo La Berta. Hay enojos que llegan hasta el techo magnánimo. Reconciliaciones que se nutren entre copas de vino y amantes confesos sin prédica. Hombres que lloran con prejuicios sueltos. Orgías que invaden las cabezas y las voces. Espaldas que no se dan, abrazos que se intensifican en espejos helados, veranos que se eternizan, muertes que se abandonan a si mismas.
Es que Dijo La Berta. Y las promesas falsas de amores eternos edulcorados se mezclan entre las papas rústicas y la pizza casera amasada in situ. Y los amigas y los amigos sedientos de palabras aguardan los postres de chocolate que derrochan encantos de otros cielos. Que un patio de cactus profuso asoma entre los últimos brindis y un sol que amenaza.
Es que Dijo La Berta. Los colores rocían los platos. La última estrofa de una canción resucita y los ecos de un tambor dicen que se acerca el adiós. Las camas llaman insistentes y un café es la última razón para quedarse entre discos y nostalgias. Es que Dijo La Berta. Y está la Pepa con su seño fruncido, lista para el abrazo de la despedida.
lunes, 18 de abril de 2011
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hay cielo
ácidos misterios revolotean la noche azul crema
zapallos desparramados en la cocina
un par de tetas
como zapatos cómodos
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ácidos misterios revolotean la noche azul crema
zapallos desparramados en la cocina
un par de tetas
como zapatos cómodos
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