Timoteo, te amo
le dijo la mujer estremeciendo su lábil rostro frente a un espejo
La tierra rompió en un latido
y los amantes se desgarraron con ella
A veces él sale corriendo con un rojo zapato
agitado
hurga curioso en el destino
Aparecerá, querido, la muerte es un puente que no viene de vuelta
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